El drama de la subjetividad anarco-deseante en relatos de Julio Cortázar.

 

Resumen

 

A través del análisis de Lejana de Cortázar se explora cómo se construye subjetividad y mundos posibles en relatos fantásticos contemporáneos. Nuestra hipótesis de lectura es que en Lejana mediante el devenir-otro (Deleuze-Guattari) de la protagonista se transgrede el modelo de identidad burguesa, regulada por la oposición binaria: yo versus otro. Este tipo de desintegración personal, de pérdida de ego, es para Deleuze-Guattari una forma de acción revolucionaria, ya que este ‘proceso esquizofrénico’ es básico en tanto condición psíquica que posibilita una emancipación post-moderna de las subjetividades normalizadas por la modernidad. Con ello se configura un sujeto postmoderno, entendiendo por postmoderno quien horada los códigos de la sociedad capitalista.

 

Palabras claves

Subjetividad – Mundos Posibles – sujeto posmoderno – Julio Cortázar

 

Abstract


Through the analysis of Cortazar’s tale Lejana , I explore how subjectivity and possible worlds are constructed in fantastic contemporary narration. Our reading hypothesis is that in Lejana, through the protagonist becoming another (Deleuze –Guatary), the bourgeois identity model, regulated by the binary opposition: I versus the other, is transgressed. This type of personal disintegration, the loss of the ego, is for Deleuze-Guattary a kind of revolutionary action, since this ‘schizophrenic process’ is crucial, in terms of being a psychological condition that make possible the postmodern emancipation of subjectivity (subjectivity that has been normalized by Modernity). As a result a postmodern subject is configured, we understand postmodern as a breaking through the codes of capitalistic society.

 

Key words

Subjectivity – Possible Worlds – postmodern subject -Julio Cortázar


En este escrito a partir del análisis del cuento Lejana 1 de Julio Cortázar reflexionaremos en torno a las siguientes preguntas. ¿Cómo se construye subjetividad y mundos posibles en relatos fantásticos contemporáneos? ¿Cuál sería el aporte de este género – actualmente menospreciado por la crítica literaria- a una lectura de lo que se ha dado en llamar la sensibilidad o ‘subjetividad post-moderna’? ¿De qué modo esta sensibilidad en su alianza con la emergencia de lo imaginario provoca una ruptura del modelo cartesiano, egológico de subjetividad de la episteme moderna? A arriesgadas hipótesis sobre estos enigmas nos llevará nuestro análisis del relato subtitulado El diario de Alina Reyes. Su filiación se da en continuidad con una consagrada tradición de la literatura hispanoamericana contemporánea. La narrativa fantástica argentina, la que adquirió fama internacional a partir de las fabulaciones cosmológicas de Borges, en su texto Ficciones, publicado el año 1934. Celebridad que, entre otras cosas, se debió a su alto grado de erudición metafísica y puesta en debate de temáticas epistemológicas, anticipadamente ‘post-modernas’.

 

El itinerario de la modernidad que, en la actualidad, en que ‘todo lo sólido se desvanece en el aire’, viene a desembocar en una crisis de la noción misma de ‘representación’, de ‘mundo’ y de ‘identidad’ tuvo en los relatos fantásticos borgeanos una visionaria escena. En virtud de esta pionera escenificación de la muerte de los “metarrelatos”2 en la literatura se ha considerado a Borges como un escritor postmoderno avant la lettre. Así lo testimonia Emir Rodríguez Monegal (1985) en su Borges y Derrida: “Educado en el pensamiento de Borges desde los quince años, muchas de las novedades de Derrida me han parecido algo tautológicas. No podía entender cómo tardaba tanto en llegar a las luminosas perspectivas que Borges había abierto hacía ya tantos años3

 

En una carrera de postas con la cuentística fantástica borgeana aparece la magistral imaginería de Cortázar. Nuestra hipótesis de lectura es que en Lejana Cortázar configura un singular sujeto postmoderno, entendiendo por ‘sujeto postmoderno’ quien horada los códigos de la modernidad – entendida ésta, de acuerdo al modelo de identidad burguesa, es decir, regulada por oposición binaria; mediante la dupla ‘yo versus otro’. Proponemos que este relato funciona como un excelente paradigma literario de lo que se ha dado en llamar nuestra “condición post-moderna” (Lyotard, 1986). En efecto, muchos de los protagonistas de Cortázar en su trayecto narrativo de “devenir-otro” (Guattari, 1996)4 ; el otro-animal en Axolotl, el otro-cadáver en Retorno de la noche, transgreden el modelo personalista de subjetividad, ya que terminan traspasando los límites corporales entre el yo y el otro, realizando con ello un insólito trueque de identidades o territorios existenciales corporales.

 

De acuerdo a la poética de lo fantástico de Cortázar, el hombre es el único ser que se define por su carencia de ser: “por existir en estado de larva sin completar su desarrollo”. Esta experiencia de vacío ontológico lleva, en efecto, a sus protagonistas a una incesante búsqueda de ser en la alteridad, en lo otro. En una nota a Los cuadernos de Morelli, Cortázar nos dice: “Que a cada sucesiva derrota hay un acercamiento a la mutación final y que el hombre no es sino que busca ser (…)”. Esta concepción de lo humano como posibilidad abierta que alienta su poética del ‘poeta camaleón’, es, como bien lo señala Hernández, una reelaboración de la poética de John Keats. Para Keats: “el camaleonismo ofrece un sinnúmero de posibilidades para el enriquecimiento del ser del poeta, quien al no poseer una identidad fija, se sentirá permanentemente libre de entrar y participar en la esencia misma del objeto de su interés afectivo”. (Hernández, 1979: 476) Los personajes de Cortázar protagonizan esta búsqueda metafísica al intentar resingularizar su existencia a través del otro.

 

Dadas las limitaciones que presentan las teorías de lo ‘neofantástico’ o de ‘lo fantástico contemporáneo5’ para dar cuenta de este tipo de subjetividad de los protagonistas de Cortázar, en estas líneas se propone el esbozo de un nuevo horizonte teórico y crítico para leer su poética y, en particular, la ficción que aquí nos ocupa. Este nuevo tópico que proponemos para la exégesis del cuento es el de la ‘subjetividad mutante’, el cual ya no responde al paradigma de oposición binaria de la episteme moderna. Se trata por medio de este tópico de dar cuenta de la transformación del yo en el otro y, viceversa, tal como veremos que ocurre en el desenlace de Lejana6.

 

Queremos reivindicar, aquí, la práctica de lo fantástico en tanto estrategia literaria que posibilita una ‘deconstrucción’ de la episteme moderna. Aclaramos que se trata de su versión más revolucionaria, - la de ‘lo fantástico puro’ en el cual el enigma sobre los hechos insólitos del relato no se naturaliza o explica7. Esta modalidad de ‘quiebre epistémico’, es decir, de crisis de un estado o paradigma de conocimiento del mundo nos parece válida para leer tanto las ficciones de Borges como las de Cortázar. Representamos aquí a una tradición hispanoamericana –la argentina-, que si bien ha tenido gran reconocimiento y repercusión internacional se la ha leído, frecuentemente desde otras perspectivas. Al respecto, un breve repaso a la bibliográfica crítica de Borges nos informa sobre el excesivo uso filosófico que se le ha dado a su obra en desmedro de su capital simbólico, propiamente, literario

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Lo fantástico es, en efecto, la estrategia literaria que le permite tanto a Borges como a Cortázar situarse en esa “escritura de la localización intermedia” situada en el entre de lo metropolitano y lo periférico (Sarlo, 1995)8 . Además, se trata de un tipo de ficción que cuestiona la noción misma de realidad (epistemes), correspondiendo así a un “signo que rebasa su historicidad inmediata” (Schwartz). Para Fernando Ainsa (1973), quien aborda la temática de la metamorfosis de la identidad en la tradición de la literatura argentina:

[…] ‘la descolocación’ del antihéroe de la narrativa occidental aparece agravada en Cortázar, por el desajuste en segundo grado resultante de la condición de “destierro cultural” en que se sitúa tradicionalmente, el escritor rioplatense frente a Europa. La vasta galería de los “indiferentes morales” de Juan Carlos Onetti o de los reflexivos e intelectualizados “angustiados” de Eduardo Mallea, que prolongan en América los desajustes europeos así lo confirman […]9

 

Devenir Anarco-Deseante y juego de la oralidad.

 

La poética de lo fantástico de Cortázar consiste en conjugar, magistralmente, rasgos de lo ‘neofantástico’; el motivo de lo ‘extraño social’ y su filiación psicoanalítica, con las convenciones del cuento fantástico clásico que tan bien determinara el teórico búlgaro Tzvetan Todorov10 En relación a la lectura psicoanalítica, ésta ya no será, privilegiadamente, la clásica freudiana, ya que tal como lo señala Guattari, el modelo de insconciente freudiano se centra en el carácter individual, personalista de construcción de subjetividad, rigéndose por el cogito, ergo sum cartesiano dejando fuera múltiples estratos de subjetivaciones relativas a los grupos sociales, a las instancias de producción maquínica de subjetividad, arquitectónica, religiosa, etc. Proponemos analizar la transformación de la protagonista de acuerdo a la modalidad de existencia del “devenir-otro” propuesta por Deleuze-Guattari en El Anti-Edipo.11 Esto nos permitirá entender el tipo de subjetividad emergente, “postmoderna” que hemos caracterizado como “mutante”, sensibilidad que por medio de una micropolítica del deseo escapa a las normativas de una subjetividad socialmente construida como lo es el tipo de identidad burguesa que produce el capitalismo. Nos parece productivo aplicar estas categorías de Deleuze-Guattari a Lejana, puesto que nos interesa demostrar que en las ficciones de Cortázar alienta una poética que contempla una crítica radical a la razón pragmática de la modernidad. Al igual que Foucault la preocupación central de estos autores es la modernidad, entendida como un estado históricamente sin paralelos de dominación basado en la proliferación de discursos de normalización e instituciones que pervierten todos los aspectos de la existencia social y de la vida cotidiana. Pero donde Foucault tiende a una crítica totalizante de la modernidad enfatizando sus tecnologías disciplinarias y el marcado del cuerpo dentro de regímenes de poder/conocimiento, Deleuze-Guattari buscan teorizar y explorar sus aspectos positivos y liberadores, la decodificación de los flujos libidinales iniciados por la dinámica de la economía capitalista, la posibilidad de promover una descolonización del deseo.

 

Deleuze-Guattari proponen definir la subjetividad mediante un modelo de inconsciente que la entiende en su creatividad procesual, en su emergencia como “máquina deseante”, apostando así por una filosofía de la vida que privilegia el cuerpo y sus pulsiones. Basándose en una filosofía de la diferencia, radicalmente, nietzscheana, Deleuze-Guattari teorizan un dinámico mundo del devenir compuesto de “intensidades deseantes” y de multiplicidades no totalizables. Aplicaremos este modelo de subjetividad a Lejana, desplegando el acontecer narrativo como proceso de producción deseante de la narradora protagonista, en tanto tipo de máquina “autopoiética” que produce alianzas y realidad por sí misma. Lectura que se irá conjugando con la de lo fantástico clásico.

 

Bajo su subtítulo Diario de Alina Reyes, el relato Lejana ya indica la tensión existencial que protagoniza la narradora entre su vida real que autobiografía y su deseo inconsciente de devenir otra, la ‘Lejana’. La presencia de una narradora protagonista favorece la intriga al representar su “percepción ambigua” sobre los fenómenos extraños. Alina da cuenta en su diario de una situación recurrente: el estado de saturación de un estilo de vida frívola, de clase media alta argentina. Es esa distancia, ese sentirse ‘Lejana’ en su vida cotidiana, el síntoma que actúa como un ritornelo existencial y el que a partir de su propia repetitividad, terminará por socavar la identidad yoica de Alina Reyes. Ella, tal como la mayoría de los personajes de Cortázar son seres incomunicados, solitarios, “de paso por todas partes y sin rumbo hacia ninguna, sustraídos del medio familiar, desarraigados y dominados por un afán de autoafirmación y una desmedida sed de respuestas absolutas” (13).

 

No es de extrañar entonces que el tópico de la carencia de ser sea un leit motiv en su narrativa y que el deseo de fuga del mundo existencial afixiante, los lleve a realizar una apuesta por la alteridad en la cual se juegan su propia integridad personal. El nombre de pila de la protagonista, Alina (Alien), constituye una alusión o referencia a una identidad alienada, enajenada, hecha otra. En las noches de insomnio el magma significacional inconsciente del personaje le brinda diferentes imágenes de sí misma que apuntan a un saber sobre su identidad que la sitúan en atolladeros existenciales repetitivos: “…y soy una terrible campana resonando, una ola, la cadena que Rex arrastra toda la noche contra los ligustros”. Pero en el seno de este tejido significacional opresivo se abre una fisura por la cual adviene una subjetividad de la emergencia. En las noches de insomnio para conciliar el sueño Alina se dedica a repetir juegos de palabras: “versos, palíndromos, salta Lenín el atlas, amigo no gima…átale demoníaco Caín o me delata” hasta llegar a los anagramas: “Salvador Dalí, Avida Dollars; Alina Reyes es la reina y.....Tan hermoso éste porque abre un camino, porque no concluye. La Reina y....”.

 

El juego de palabras – primero, de la escritura; palíndromos, anagramas, luego, el juego de asociaciones de palabras, juego de la oralidad - echa a andar la máquina deseante inconsciente de la protagonista, constituyéndose en germen de producción de subjetividad, de “subjetividad emergente” (Daniel Stern). Abre así al personaje la posibilidad de salir de sus atolladeros repetitivos y resingularizarse por medio de la creación de un otro ficticio. Para Guattari, esta opción de considerar la subjetividad, desde la perspectiva de su producción inconsciente, según un paradigma de “subjetividad emergente”, nos aleja de considerar que “estamos frente a una subjetividad dada como un en sí sino frente a procesos de toma de autonomía”. La existencia ‘nómade deseante’ se caracteriza por liberar la máquina inconsciente, la que en su flujo libre persigue una destrucción esquizoanalítica del ego y el superyo, ya que éstas son las instancias codificadas por el socius para colonizar el deseo. 14 Este tipo de desintegración personal, de pérdida de ego es para Deleuze-Guattari una forma de acción revolucionaria, ya que este ‘proceso esquizofrénico’ es básico en tanto condición psíquica que posibilita una emancipación post-moderna de las subjetividades normalizadas por la modernidad.

 

Capitalismo, esquizofrenia y desterritorialización del sujeto.


Por abrir el camino a esta proliferación de subjetividades alternativas y lógicas culturales diversas, a Deleuze-Guattari se los inscribe en una política cultural de la diferencia. El devenir esquizofrénico de los protagonistas de Cortázar, presente también en Las babas del diablo y en Retorno de la noche, entre otros, es entendido y valorado en su poética de lo fantástico por su condición psíquica ‘potencialmente’ liberadora. Se trataría, vía explicativa de los autores mencionados, de actos de rebeldía de la ‘máquina inconsciente’ contra la tiranía del orden de la razón utilitaria de la economía capitalista. En su análisis, el devenir esquizofrénico, el devenir otro, no es una enfermedad o estado biológico, sino una condición psíquica ‘potencialmente’ liberadora producida dentro de las condiciones sociales del capitalismo, ya que promueve un proceso de decodificación generalizado del deseo. Por tratarse de un proceso de descentramiento psíquico por medio del cual los sujetos escapan del principio de realidad burgués, de sus contricciones de represivos egos y superegos y de las trampas edípicas, el proceso de la esquizofrenia posee una radical amenaza a la estabilidad y reproducción del capitalismo. De lo que puede resultar “una reapropiación […] de los medios de producción de subjetividad, una dimensión de autonomía de orden estético”. (Guattari, 1996: 21)

 

En tanto devenir inconsciente, el devenir otra, le causa también horror a Alina ya que funciona como ‘atractor extraño’, trayendo a escena los retornos de lo reprimido bajo la forma de una identidad que es lo opuesto al paradigma de subjetividad burguesa- de privilegiada social- por el cual se ha regido hasta ahora su vida. El juego de asociaciones de palabras, mecanismo privilegiado en la producción de inconsciente (llave maestra del psicoanálisis llevada a la literatura por la escritura automática de los surrealistas) conduce al principio de contradicción en la autodefinición de la protagonista ,ya que la singulariza en tanto existencia signada por la marginalidad: “A esa que es Alina Reyes pero no la reina del anagrama; que será cualquier cosa, mendiga en Budapest, pupila de mala casa en Jujuy o sirvienta en Quetzaltenango, cualquier lado lejos y no reina....sentirla y el odio”. Ese saber sobre su identidad otra rompe con la lógica por oposición binaria: reina o mendiga y con ello con la formación de un sí mismo unitario. Alina empieza a definirse por medio de conjeturas que integran la diferencia de lo que es, rompiendo con el principio de no contradicción, pilar del sistema de representación racional. La ruptura del principio de identidad, según Kristeva, aparece en el primer modelo de lenguaje de Freud, modelo que explica el rol de las ‘asociaciones verbales’ en la construcción de una subjetividad emergente. (Kristeva, 1999: 67)

 

Y empieza con ello el drama de la subjetividad. Al promover el juego de la asociación libre, Alina abre la posibilidad de deconstruir el carácter intencional idéntico del ser para devenir otra. Este devenir, en tanto intensidad ontológica, se sintomatiza como un saber de la existencia de la otra, saber que se da por contaminación afectiva, por sentir lo que siente la otra: el frío y los golpes que recibe: “sentirla y el odio (…) porque soy yo y le pegan”. Estamos así, frente al proceso esquizofrénico de autopoeisis, esto es, de autoproducción de un tipo de subjetividad en el cual la protagonista se ve arrastrada, llevada más allá de sus territorios existenciales familiares hasta, como veremos, sufrir una trágica mutación de su identidad. De modo que la dimensión que corresponde al territorio existencial ‘imaginario’ de la protagonista, - el devenir la Lejana- comienza a ejercer un movimiento de desterritorialización de su vida cotidiana, anticipando la posibilidad de la presencia del motivo de los mundos comunicantes de la literatura fantástica. De hecho, el devenir-otra empieza a interferir en situaciones concretas del mundo familiar de Alina, dejando en evidencia que es un proceso que ella no controla a nivel consciente. Lo demuestra así el cambio en el uso de los pronombres personales: “Pero qué te pasa ?” Le pasaba a aquélla, a mí tan lejos. Algo horrible debió pasarle, le pegaban o se sentía enferma”. A estas alturas, el devenir-otra, que se inició como un inocente juego de asociaciones de palabras se conforma en una suerte de existencia paralela a la suya, de ubicuidad.

El saber sobre Lejana implica para la protagonista un devenir otra, en un territorio existencial que por ahora es un lugar indeterminado. Este devenir otra comienza como “una rebeldía” de los sentidos, ya que aparte de “conmover”, alterar el ánimo de Alina, este devenir incorporal suma al frío de la nieve, la pobreza. Según Alain Rey, en el sentido psicológico, la palabra rebeldía “contiene una idea de violencia y de exceso en relación a una norma y corresponde a emouvoir, ‘conmover’, lo que explica que emeute, ‘conmoción’ sea el equivalente de rebelión” (15). De modo que si bien Alain Rey investiga en forma etimológica la historia de la palabra rebeldía, su doble homónimo femenino- Alina Reyes – va a encarnar en su decurso narrativo el proceso de rebeldía mismo hasta sufrir una trágica mutación de su identidad. Una convención de lo fantástico clásico es atraída en esta ficción: la de que el acontecimiento extraño se anticipa a nivel del enunciado por medio de una expresión figurada, la que en este relato corresponde a “soy la Reina y la Mendiga”. Veremos cómo esta expresión cobrará realidad como acontecimiento insólito en el devenir de los hechos, esto es, adquirirá su sentido literal. Esta existencia paralela pasa a constituirse para Alina en una parte de ella que es rechazada, reprimida por el entorno social: “Porque a mí, a la lejana, no la quieren. Es la parte que no quieren y cómo no me va a desgarrar por dentro sentir que me pegan o la nieve me entra por los zapatos […]”. El proceso de desterritorialización de Alina por la Lejana, por el universo de valor incorporal, imaginario, aparece así, como la única posibilidad de conocerse:

 

“(Esto parece cada vez más un castigo, ahora sólo me conozco allá cuando voy a ser feliz, cuando soy feliz....)”. Según Guattari : “Las máquinas deseantes juegan el juego del otro en contra de una política de autocentrado en el yo....se juega un ser más allá, un ser para el otro que hace tomar consistencia a un existente fuera de su delimitación estricta, aquí y ahora”.(Guattari, 1996 : 70)

 

El motivo de los mundos comunicantes es anunciado como tensión entre el mundo onírico y el mundo de la vigilia. Alina sueña un encuentro con Lejana, sueño que amenaza con traspasar el umbral ontológico de lo imaginario ingresando en el mundo de la vigilia. Esto produce terror en la protagonista, con lo cual tenemos otro rasgo consustancial a lo fantástico clásico: el efecto del asombro, miedo u “horror sobrenatural” (Lovecraft). Alina, debido a su subjetividad anarco-deseante, ya no es capaz de fijar las fronteras necesarias entre sus dos territorios existenciales; el espacio objetivo- real y el imaginario incorporal proyectado sobre el escenario de un concierto al cual asiste:

 

Yo veía saludar a Elsa Piaggio entre un Chopin y otro Chopin, pobrecita, y de mi platea se salía abiertamiente a la plaza, con la entrada del puente entre vastísimas columnas. Pero esto yo lo pensaba, ojo…nada más que dárseme la gana, la real gana… Eso se me antoja y lo sigo por gusto, por saber adónde va, para enterarme si Luis María me lleva a Budapest (122).

 

En su percepción estos dos territorios se superponen – concierto en Buenos Aires donde se encuentra ella; puente en Budapest donde imagina a Lejana - coexistiendo ambos en un mismo cronotopo (espacio-tiempo). Siguiendo la lectura que Kristeva hace de Freud: “De aquí resulta, una interpenetración de las dos escenas (Consciente e Inconsciente) que satisface, sin lugar a dudas, la intuición freudiana de un dualismo permanente del espíritu humano” (16).

 

La ruptura del principio de contradicción, según Kristeva, aparece en el primer modelo de lenguaje de Freud, modelo que explica el rol de las “asociaciones verbales” en la construcción de una subjetividad emergente. En este modelo Freud estableció: “la inexistencia de la contradicción o la ausencia de negación en el lenguaje del sueño y de lo inconsciente”. Le asigna así, al lenguaje un papel intermediario, ya que

[…] buscó conciliar el “cuerpo” (energía) y la mente (representación) sin evacuar ninguno de estos niveles. El (representación): se trata de las « asociaciones verbales » [...] que permiten al pensamiento investir algunas huellas mnémicas, garantizar la atención y volver posible el conocimiento. […] lenguaje es así físico y psíquico. Esta naturaleza doble le permite estar en el cruce del cuerpo y de la mente. (Guattari, 1996: 70)

Caosmósis y reificación de la subjetividad

El proceso de desterritorialización de Alina por la Lejana, por el universo de valor incorporal aparece así, como la única posibilidad de conocerse, saber de sí misma: “Esto parece cada vez más un castigo, ahora sólo me conozco allá cuando voy a ser feliz, cuando soy feliz […]”. Surge entonces, en Alina el deseo de tener un acercamiento más personal con Lejana, mandarle un telegrama, encomiendas, tener un encuentro con ella. Se duerme confabulando, puntos de reunión. Hay un pensamiento que la aterroriza, un pensamiento que ya ha cobrado realidad imaginaria en el mundo onírico: “pensar…que yo podría irme ahora mismo a Budapest, si realmente se me antojara… Allí lo he soñado, no es más que un sueño, pero cómo adhiere y se insinúa hacia la vigilia)”. Aquí el motivo fantástico de los mundos comunicantes es anunciado como tensión entre el ficcionalizar onírico animado por el deseo 17 y el mundo de la vigilia. Alina es consciente de que su sueño, amenaza con traspasar el umbral ontológico de lo imaginario, ingresando con ello en el mundo de la protagonista, lo cual le ocasiona terror. Aparece así otro rasgo consustancial al relato fantástico clásico –el terror - , rasgo que contradice la tesis sobre lo neofantástico de Alazraki, anteriormente presentada (18).

 

Dos son las coartadas del autor implícito para autentificar lo fantástico, esto es, la mutación final de identidades. Estas son el recurso al método científico - la comprobación empírica, visual, de lo fantástico - y un cambio de formato narrativo. Esta última coartada es el anuncio de Alina del término de su Diario, puesto que se va a casar y ya no tiene sentido escribir un diario. Esta opción final de Alina, casarse, se presenta así como horizonte clausurado por los roles que imponen los territorios familiares frente a la identidad como horizonte abierto que se imagina en el diario. Incluso anuncia que viajará a encontrarse con la otra para doblegar “esa adherencia maligna, esa usurpación indebida y sorda”. Asumiendo la perspectiva del sentido común, “la soltería me dañaba”, la protagonista reposicionándose, ahora, en la subjetividad burguesa declara su intención de doblegar la otra fuerza, de asimilar lo reprimido e integrarlo a su “zona iluminada, más bella y cierta”. El desenlace de la ficción es asumido por un narrador en tercera persona de tipo omnisciente, el cual ‘autentifica’ la verdad sobre el final de la historia. Este narrador nos cuenta que Alina se casa y parte de luna de miel y llega a Budapest (19). Se encuentra en el puente con Lejana, en esa zona de pasaje que puede liberarla de la estructura yoica represora y con ello resingularizar su existencia. Esta zona fronteriza, actúa en esta ficción como una ‘interfaz maquínica’ por su función de instancia mediadora “entre lo actual necesario y lo virtual posibilista”. (Guattari). Después de sentir un primer deseo de volverse al mundo de lo desconocido, Alina va hacia la mujer harapienta que la espera en el centro del puente:

 

Sin temor, liberándose al fin… estuvo junto a ella y alargó también las manos, negándose a pensar…y las dos se abrazaron rígidas y calladas en el puente. Cerró los ojos en la fusión total, rehuyendo las sensaciones de fuera, la luz crepuscular… Le pareció que dulcemente una de las dos lloraba. Debía ser ella porque sintió mojadas las mejillas y el pómulo mismo doliéndole…y de pronto los hombros, agobiados por fatigas incontables”. Al abrir los ojos (tal vez gritaba ya) vio que se habían separado. Ahora sí gritó. De frío, porque la nieve le estaba entrando por los zapatos rotos, porque yéndose camino de la plaza iba Alina Reyes lindísima en su traje sastre gris…, sin dar vuelta la cara y yéndose. (125)

 

El devenir-otra se consuma en el intercambio de cuerpos entre Lejana y Alina y, este cambio tiene una primera comprobación sensorial en la intensidad del dolor físico y el cansancio que la aqueja de improviso, luego del abrazo. La voluntad de resingularizarse a través del otro, la mendiga, la Lejana, la ha llevado, en efecto, a esta súbita encarnación del cansancio y dolor ajeno. Siguiendo el planteamiento de Guattari, se ha producido así el fenómeno de ‘caósmosis’, ya que el territorio incorporal de lo imaginario animado por el deseo, ha colonizado el territorio ‘objetivo’ existencial de la protagonista. El motivo de la metamorfosis de la identidad se produce como intercambio ontológico entre dos cuerpos, el de Alina y la Lejana. Esta transformación final del yo en el otro y viceversa, entre mundos posibles diferentes, nos revela que estamos ante el motivo de los mundos mutantes en la cuentística de Cortázar. Motivo que tiene otra variante en Axolotl como consumación del proceso de devenir-animal del personaje, quien termina enterrado vivo en el cuerpo del otro. Constatamos, así como lectores que no hay resingularización de la subjetividad de la protagonista, sino una mutación existencial que implica el encarnar en el territorio corporal existencial de la otra, la Lejana. Se comprueba así el acontecimiento fantástico de cambio de identidades como aventura cognitiva de la mirada de la protagonista: “vio que se habían separado”. De manera que la escena tantas veces ensayada, proyectada, con anterioridad, en tanto devenir incorporal imaginario, tiene lugar como acontecimiento insólito.

Es interesante destacar, en relación a esta ‘reificación en la alteridad’ que sufre el personaje, que el mismo Guattari ha sostenido en Caosmósis que el deseo en tanto ‘máquina inconsciente’, “puede trabajar tanto para lo mejor como para lo peor”. Afirmación, que aclara mediante la diferencia entre el devenir esquizofrénico como etapa de tránsito hacia una liberación del ego y una reapropiación de los modos de producción de subjetividad y la esquizofrenia como subjetividad reificada. De no haber mediado el cambio de narrador en el desenlace de la historia, esta última alternativa, la esquizofrenia como subjetividad reificada, habría sido la interpretación más ajustada del cuento. Así, la poética de lo fantástico de Cortázar no renuncia a la lectura literal de los hechos narrados; o sea, al acontecimiento fantástico mismo, como tampoco al asombro o terror en tanto efecto a nivel de la percepción de los hechos representados. Comprobamos así, que el motivo de los mundos mutantes ha tenido, efectivamente, lugar como transformación de las modalidades de existencia: yo/otro.

 

Creemos, al respecto, que Saúl Yurkievich da en el clavo acerca de la riqueza de la poética de lo fantástico del autor:

 

Cortázar concita así una feliz y eficaz fusión de dos sistemas narrativos antitéticos, dotados de coherencia antagónicas; el del realismo psicológico y el del relato de pura fantasía, fusión de la mímesis con el mito. Cortázar concierta una verosimilitud limitada y asequible con otra que libera el imaginario de toda circunscripción atinada, que le permite explayar sus deseos más íntimos […]. (Citado por Alazraki, 1983, p. )

 

La emergencia de la subjetividad partía en Lejana por un movimiento de rebeldía del personaje contra la cosificación del sí mismo en una sociedad capitalista, la que se sintomatiza en un devenir otro, entendido como proceso de una subjetividad anarco-deseante en su búsqueda desesperada de resingularizar su existencia. Este “deseo de fuga”, esta voluntad de escapar de la racionalidad utilitaria de la modernidad, es una apuesta por esa utopía de la comunicación total con el otro, imposible de ser habilitada sin pasar por la desintegración de la personalidad. El personaje cortazariano Morelli en Modelo para armar es un buen portavoz de esa utopía: “Comunicación es relación unitiva, fusión, comunicación, interpenetración total de los espacios individuales; es fuerza natural que nace con la urgencia de trascender al otro, al tú”.

 

El viaje de autoconocimiento y virtual liberación de la protagonista tiene como desenlace el drama de la subjetividad: la encarnación trágica de la vivencia del otro. En Lejana se crea un nuevo sujeto postmoderno que escapa a la identidad burguesa en su trayecto narrativo de devenir-otro. El motivo del doble tan caro a la literatura fantástica se reescribe en estas ficciones como el de los “mundos mutantes. Este motivo es post-moderno ya que no responde al paradigma burgués de la identidad personal, entendida como identidad por diferencia, esto es, al paradigma de la episteme moderna. Proponemos, vía Deleuze-Guattari un nuevo modelo para entender la cuentística fantástica de Cortázar: el de una ‘diferencia transformacional’ de las modalidades de existencia, que permita dar cuenta de la transformación del yo en el otro y viceversa. Esto porque el modelo de oposición binaria de Todorov separa las instancias yo/otro – sin permitir con ello la metamorfosis de estas modalidades de existencia - , lo cual se condice con el hecho de que este teórico demarca en su estudio dos grandes temas de lo fantástico: los temas del yo; de la mirada y los del tú, relacionados con el inconsciente, con el deseo.

 

Para Kristeva, la rebeldía en tanto experiencia puede conllevar sentido o sinsentido, puesto que puede conducir a una forma de resingularizarse mediante la obtención de nuevos coeficientes de libertad o, la inversa, caer en situaciones de mayor sometimiento y alienación. Alina cae víctima de la alteridad, lo cual refleja una concepción de mundo paranoica, rasgo consustancial a lo fantástico. Pero a este rasgo perturbador de la poética de Cortázar se le contrapone el horizonte de búsqueda incesante de nuevas modalidades de construcción de subjetividad. De manera que siendo fieles a la poética del autor, esta búsqueda no cesará hasta alcanzar esa utopía de la mutación final que permita trascender esta ‘cultura de los límites’ y el yo pueda trascender al otro, al tú. Hasta que ese anhelo metafísico no se concrete, la modalidad de existencia de lo humano queda indefinida como ‘obra abierta’.


1Este cuento está incluido en Bestiario (1951), el año de la instalación de Cortázar en París. Su autor tiene 37 años y es el primer libro de cuentos que publica. Raúl Silva Cáceres en El árbol de las figuras señala que Lejana se publicó el año 1948 en la revista Cabalgata de Buenos Aires. Es el primer cuento en el cual Cortázar trabaja el tema del doble, por lo que se habla de una doble evasión: el exilio físico y el escape a lo fantástico.

 

2Lyotard señala en su libro La condición Postmoderna (1986) que uno de los metarrelatos de legitimación del saber en la modernidad es el del sujeto cognitivo como héroe del conocimiento. El otro, es el de la emancipación del sujeto histórico como héroe de la libertad.

 

3Emir Rodríguez Monegal (1985) señala: “La famosa "deconstrucción" me impresionaba por su rigor técnico y la infinita seducción de su espejo textual pero me era familiar: la había practicado en Borges avant la lettre. Por eso, cuando salió "La pharmacie de Platon" en los números 32 y 33 de Tel quel (1968), le eché una ojeada reverencial, verifiqué dos epígrafes de Borges que reforzaban la sección 3 ("L'inscripcion des fils…"), y pasé a otra cosa.”

 

4 Deleuze-Guattari (1985) basándose en la definición de subjetividad de Mijael Bajtin entienden la subjetividad desde una comprensión polifónica y heterogenética de la misma. Guattari: “Frente a los antiguos modelos de Inconsciente (freudiano, lacaniano) […] deberá admitirse que cada individuo, cada grupo social vehicula su propio sistema de modelización de la subjetividad”. En: Caosmósis (1996).

 

5Existe consenso en señalar que la teoría sobre lo fantástico se ha estancado. Abundan las definiciones y clasificaciones temáticas, pero no existen modelos de análisis de relatos contemporáneos. El modelo de Todorov (1978) se aplica, mayormente, a la modalidad clásica- siglos XVIII y XIX –por ser tributario de la época naturalista. Se argumenta que el advenimiento del psicoanálisis al explicar los fenómenos mentales, imaginarios, habría vuelto innecesaria a la literatura fantástica (Todorov, Sartre, Alasraki, Belevan, Barrenechea, entre otros.) Según esta propuesta, en lo fantástico contemporáneo o ‘neofantástico’ (Alazrak, 1983). Se define esta categoría entendiendo que: “el acontecimiento insólito ya no se despliega gradualmente, sino que es establecido desde el principio, y va […], pasando de ser la excepción a constituirse en la regla. Así el hombre normal sería el nuevo objeto fantástico [...]”; (Belevan, 1976). Sostenemos que esta interpretación domestica la función social de quiebre epistémico de lo fantástico, al inscribirlo en la categoría de lo ‘extraño social’. Tomando La metamorfosis de Kafka como su paradigma renovador, esta lectura oblitera el poder cuestionador de las epistemes, rasgo consustancial a lo fantastico.

 

6 Desde la teoría de los mundos posibles de la semántica modal tales instancias básicas de estructuración de mundos posibles corresponden a ‘mundo egológico’ y ‘mundo alterológico’: “la obra literaria lleva siempre e inevitablemente impresa una estructura de representación de la realidad que se adscribe posteriormente órdenes del sistema cultural específico: mundo objetivo, mundo social y mundo subjetivo; redes egológicas (autopresentación) y alterológicas (heteropresentación)”. (Cuesta Abad,1991).

 

7Esto porque la “deconstrucción gnoseológica” como práctica y efecto discursivo de lo fantástico puro vendría a coincidir con el gesto postmoderno de deconstrucción de los grandes metarrelatos de la episteme moderna. Específicamente, lo que dice relación con el fracaso “del héroe del conocimiento”. Como efecto, tenemos el síntoma de “incertidumbre intelectual” al encontrarnos frente a premisas contradictorias. El síntoma postmoderno podría caracterizarse también como efecto fantástico por el “vaciamiento referencial” (Jameson) que opera con respecto a las categorías modernas de identidad por diferencia.

 

8 Según Sarlo: el problema de cómo escribir literatura en la argentina, “en una nación culturalmente periférica [...]”, se agrava en una sociedad “que pertenece a una nación joven, sin fuertes tradiciones culturales propias, [...] y que no exhibe grandes formaciones indígenas precolombinas” (Sarlo, 1995:87).


9 “En la literatura del Río de la Plata, la reducción del sujeto se anuncia en cuentos como El salvaje de Horacio Quiroga o en la figura del “desconocido absoluto” de Papeles de reciénvenido (1929) de Macedonio Fernández, [...]”. Fernando Ainsa cit. Alazraki (1983: 41).

 

10El modelo de Todorov – pese a sus insuficiencias debidas a su compromiso ontológico con el paradigma naturalista- se muestra como el intento más sistemático para analizar los relatos fantásticos hasta el momento. Creemos que sobre la plantilla de ese modelo de base pueden efectuarse las reelaboraciones pertinentes que permitan un acercamiento a relatos fantásticos contemporáneos.



 











Discursos/prácticas Nº 4 [Sem. 2] 2010



Malva Marina Vásquez malmara@msn.com

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso


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Recibido:
22/05/2009

Aceptado:
13/08/2009





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